Jugando con aquel Cubo de Rubic que nunca conseguí terminar, mientras escuchaba a Queen y el Every breath you take de Police. Al despertar de una fiesta exagerada y frenética, con hombreras interminables, calentadores de 100 colores y melenas cardadas. No pensaba en ese momento estelar de mi juventud que iba a escribir un blog en La Razón cuando fuera…un poco mayor. Pero si imaginaba mi vida dedicada a la moda, libre y optimista como aquellos felices años 80 me ayudaron a ser.
Ahora están de vuelta y de moda. Las fiestas de empresa, las reuniones de amigas del colegio, los programas de la tele, algunos looks y muchas marcas nos recuerdan en cada calle y en cada espacio que los 80 han vuelto, porque nuestros sueños nunca se fueron ni se han roto. Claro que no. Hoy nos miramos al espejo y nos vemos un poco distintas. Pero exactamente iguales que entones. Como en aquella década loca y un poco excesiva desde donde mirábamos al futuro con valentía. Y después, mirándonos en el espejo que es el tiempo, vemos que sí, que fue posible, que culminamos muchos de nuestros proyectos.
Nos habíamos hecho mayores y más fuertes. Aprendimos entonces a sufrir, a querer y a avanzar. Hoy, me siento feliz al pasear por las calles y ver los carteles de Bohemian Rhapsody y a Freddy Mercuri. La música y la vida en su máximo esplendor.