Este año he mirado mi armario y he echado en falta el negro. Del negro dicen que es un fondo de armario pero también hay que renovarlo. Porque el negro también se oscurece. O incluso él, se vuelve pardo. Y es que cualquier fondo de armario, esté como esté, al abrirlo y mirarlo, también hay que renovarlo.
Las clientas vienen al showrroom buscando color. Se lo damos. Nos gusta la luz, la fantasía y los estampados. Nos gusta mucho el color. Pero cuando vamos a trabajar, o vamos a una cita incierta, a una fiesta comprometida, el negro nos da seguridad, confianza y, de alguna manera, nos ilumina.
El blanco y el negro, como la piel y la luz, se adaptan, se acogen, se combinan y enlazan. Karl Lagerfeld ha sido un sublime exponente del color para la moda. Y al mismo tiempo, durante ese tiempo que fue a la vez su tiempo y el de todas nosotras, ha sido el símbolo del blanco y negro peinado y deslumbrante.
Al mirar al fondo de mi armario, veo siempre a Lagerfeld y a Chanel. Y me vuelvo elegante antes de vestirme, gracias a él. Guardo un recuerdo para los grandes creadores en los rincones del vestidor y lo revivo. Como a mi vida.